Caldes de Montbui es una villa termal situada en la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona. El municipio se ubica entre los macizos de Sant Llorenç de Munt y el Montseny, al pie de la montaña del Farell (805 m) y en el valle de la Riera de Caldes, que atraviesa el municipio de norte a sur.
Caldes es una zona de fracturas y plegamientos que tienen como consecuencia el afloramiento de aguas termales, que brotan a más de 74 º C, una de las más elevadas de Europa.
Gracias a este recurso natural, el municipio goza de una condición privilegiada que ha influido mucho en su desarrollo urbanístico y en su legado histórico, tradicional y cultural. Los orígenes romanos han dejado numerosas huellas que configuran nuestro patrimonio histórico, como la tradición balnearia, las Termas Romanas y la ordenación del casco antiguo de la villa.
El termalismo ofrece los principales atractivos de Caldes de Montbui, pero también se suman otros: la flora y la fauna del entorno, los equipamientos deportivos, los centros dedicados a la cultura, el movimiento comercial, las fiestas y las tradiciones.
Historia y símbolos
La situación privilegiada de Caldes, con un microclima templado, aguas abundantes y los manantiales termales, han hecho que este territorio fuera objeto de ocupación humana desde tiempos remotos. Los restos más antiguos encontrados hasta el momento datan del neolítico (4500 a 2200 aC).
Se conocen varios poblados ibéricos, entre ellos el de la Torre Roja. Este poblado es un asentamiento de dimensiones importantes con una cronología que va desde el s. V aC hasta mediados del s. I aC, momento en el que el poblado desaparece pacíficamente y comienza la historia de una página fuertemente romanizada.
El hecho de que demuestra la existencia de un núcleo urbano en Caldes en época romana es la existencia de los manantiales de agua termal, que favorecen la construcción de un centro termal medicinal hacia el cambio de era (siglos I aC – I dC).
La organización del territorio en villae existe desde el s. II aC. Las villae eran construcciones en el campo con una doble vertiente: residencia señorial y centro de producción agrícola y ganadera. La producción de vino, destinado a la exportación, fue la principal actividad económica de las villae de Caldes durante el primer siglo del Imperio Romano. El vino era transportado en ánforas que se hacían en hornos situados en el término de las villae.
Del siglo X datan los primeros documentos que hacen referencia a la Caldes medieval. Durante el siglo XI, Caldes fue un núcleo urbano considerable, con una importante población dispersa por los alrededores en pequeños caseríos. El año 1102 se documenta la existencia de una muralla que rodeaba la villa y que se fue reformando hasta la gran modificación del siglo XIV. Durante el siglo XIII se construyó el puente y ya existían las principales calles que han perdurado hasta nuestros días (Horno, San Pedro, Calle del Puente, Santa Susana,…). Es en esta época cuando se considera el barrio judío de Caldes como uno de los más prestigiosos de Cataluña.
En el siglo XIII la villa goza de una importante primacía económica compartida por la agricultura, la industria y el comercio. La agricultura se basaba en el cultivo de cereales, la vid, las aceitunas y la cosecha del roldón. Entre las actividades industriales cabe destacar la elaboración del aceite, el trabajo del cáñamo, la blanquería, el calcinado y el textil. Uno de los elementos principales para comerciar eran los tejidos, especialmente el paño rojo.
En el siglo XIV se continúa con la actividad agrícola industrial y comercial iniciada en la anterior centuria. A lo largo del siglo XVI Caldes sigue creciendo hasta llegar a la crisis de la guerra de los segadores y la gran derrota del 1714. Es en esta fecha, en plena guerra de sucesión -como represalia por la derrota de una compañía de dragones del rey Felipe llevada a cabo por los habitantes de Caldes-, el ejército entra en Caldes y la saquea. Hacia finales del 1700, Caldes se empezará a recuperar económicamente, coincidiendo con un resurgimiento en todo el país. La villa también se verá afectada por la guerra del francés y, en 1848, por las guerrillas carlistas.
Con la aparición de los primeros balnearios convierte un resurgimiento del municipio. La villa, a principios del siglo XIX, vuelve a ser una estación termal importante con una oferta de 7 balnearios. En 1880 se inaugura el ferrocarril Mollet-Caldes. En este momento Caldes tiene 7 balnearios y dos Hospitales, lo que supone que unas 10.000 personas pasen anualmente por el municipio. En 1899, coincidiendo con la caída del sector de los balnearios, el ferrocarril se ve seriamente afectado. Será a partir del 1905, y gracias a la fabricación de adoquines, que el ferrocarril resurgirá ampliando el número de vagones. El tren dejará de funcionar definitivamente en 1932.
Durante el primer tercio del siglo XIX, la extracción y el posterior trabajo de la piedra granítica da trabajo a la mitad de los hombres de Caldes. La calidad de granito y la existencia del ferrocarril facilitan el rápido desarrollo industrial de la villa.
PATRIMONIO TURÍSTICO
La Fuente del León del año 1581
Es el manantial de agua termal más característico de la población con el agua que sale a 74º C de temperatura.
La Font del Lleó se construyó en 1581 y fue renovada en 1822. A pesar de las reformas, la gárgola y la pared del fondo se han conservado a lo largo del tiempo. La fuente, tal y como la podemos admirar hoy, data del 1927, año en que fue restaurada y favorecida por Manuel Raspall, que proyectó el actual monumento de aire noucentista (año 1900), con el característico león que ha convertido en símbolo de la villa. Los lugareños utilizan aún hoy en día el agua para diversas tareas domésticas como cocinar las legumbres, limpiar…
Casa Museo Delger del s. XVIII
Desde el 1765 la familia Delger fue propietaria de esta casa siete-centista (año 1700), de dos plantas, buhardilla y patio interior.
En 1959 Joaquín Delger y Bueno cedió la casa solariega de sus antepasados, totalmente restaurada y conservada, al Ayuntamiento de Caldes de Montbui.
Objetos y ambiente nos evocan tiempos pasados y nos muestran los aspectos más cotidianos de la vida de una familia catalana de clase media a lo largo de dos siglos.
Puente Románico del año 1226
Puente que formaba parte de la red viaria de Caldes de Montbui, en el sector de poniente de la población. Por este puente pasaba el camino de tradición romana, que unía Caldes con Sentmenat y Egara (Terrassa). El puente consta de dos arcos de medio punto, de anchura diferente, que descansan en un pilar central y dos estribos laterales que enlazan con los márgenes de la riera. El arco más grande es el que salva el paso del agua. Sobre el pilar central, entre los dos arcos, hay una abertura coronada con un pequeño arco de medio punto que actúa de descarga. La calzada es de doble pendiente, del tipo de lomo de asno, con el punto más alto situado sobre el eje del arco más grande.
Lavadero de la Canaleta
Está situado en la calle General Padrós, al final de la calle Santa Rosa. Para acceder al lavadero deben bajar unas escaleras donde también se encuentra la fuente de la Canaleta. El lavadero se construyó en 1929 bajo la dirección Manuel Raspall. Su buen estado de conservación se debe a un taller-escuela que lo restauró en el año 2005 y, además, está dotado de paneles informativos elaborados por el museo Thermalia dentro del proyecto de conversión de los lavaderos termales en centros de intepretación del agua termal. Actualmente es un equipamiento de uso público y de acceso libre las mañanas de lunes a sábado.
Lavadero de la Portalera del s.XIX
Lavadero de agua termal que cambió su emplazamiento a finales del siglo XIX, ya que inicialmente estaba ubicado en la calle de Santa Susanna y actualmente lo encontramos en la calle de la Muralla. El agua del lavadero proviene de la Fuente del León y aún hoy en día se vacía y se limpia diariamente y se llena de nuevo durante la noche. Aunque se utiliza y el acceso es libre las mañanas de lunes a sábado.
Termas Romanas del s. II aC hasta los inicios de s. I dC
La villa de Caldes fue, en época romana, una estación termal fundada sobre los manantiales de agua caliente que brotan. La función primordial de este conjunto era curar a los numerosos enfermos que llegaban al lugar desde diferentes puntos de la Hispania romana. La sala que se ve es sólo una parte del gran conjunto termal que había en tiempos de los romanos que se extendía por el Antiguo Hospital, gran parte de los balnearios Rius y Broquetas y la actual plaza de la Font del Lleó. Hasta el momento se han localizado quince ámbitos del conjunto termal romano. Actualmente, podemos ver, por un lado, una piscina rectangular, central, de agua termal y, por otra, dos más en forma semicircular frontales que hacen de baños individuales. Está declarado Bien Cultural de Interés Nacional.
Thermalia. Museo de Caldes de Montbui
El Museo Thermalia de Caldes de Montbui es el principal centro dinamizador de la cultura y la tradición termal de la villa. Lo encontraréis situado en un edificio de la época medieval que hasta los años 70 hacía la función de hospital y de servicios de baños termales. La estructura del s. XIV fue reformada en los años 80 y conserva las arcadas de la entrada, tres bañeras del siglo XVIII y la estructura del techo del piso superior.
Thermalia es la principal puerta de acceso a la historia de Caldes de Montbui si desea descubrir los encantos de esta villa de tradición romana y con una sorprendente ebullición artística y cultural.
El Museo presenta el patrimonio, la historia, los personajes y las tradiciones a partir del hecho singular del agua que brota de la tierra a 74 º C y que ha marcado los orígenes y la personalidad de la villa. La visita al Museo propone un circuito inspirado en la propia experiencia termal a través de la exposición llamada «La efervescencia balnearia». Esta muestra envolvente, seductora e interactiva, os hará disfrutar de una experiencia personal, con lo descubriréis otros aspectos del termalismo. La Capilla de Santa Susanna es el escenario para introducir a los visitantes en la dimensión simbólica del termalismo mediante una proyección multimedia que permite tener una breve noción de la historia del municipio apoyada con piezas arqueológicas de diferentes periodos históricos de la villa.
Dos de las cuatro plantas del Museo recorren la vida de Manolo Hugué y nos acercan a los ambientes del arte del siglo XX, sin olvidar Picasso presente con una exposición de carácter muy personal fruto de la gran amistad entre con dos artistas. La exposición de Picasso en Thermalia es considerada como la segunda más importante de Cataluña en cuanto al número de obras.
Torre de la prisión del s. XI-XII
El año 1102 se documenta la existencia de la muralla que rodea la villa y que se irá reformando hasta la gran modificación del siglo XIV, con la incorporación de nuevos portales. La estructura que actualmente podemos ver corresponde a una de las torres de defensa de uno de los portales de entrada al recinto amurallado. En el siglo XIX la torre se habilitó como prisión, lo que le ha dado nombre hasta la actualidad. En el portal de Vic hay que destacar la localización de otros restos de la antigua muralla de Caldes de Montbui. Está considerado Bien Cultural de Interés Nacional.